El lugar de actuación se ubica en la isla de Itaparica, en frente de Salvador. El recinto tiene sobre unos 40 metros de orilla al mar y un área total de 2500 m2. La casa fue diseñada para una pareja con dos hijos y requerían un proyecto integrado con la naturaleza maximizando sus vistas y generando espacios de convivencia.
El objetivo fue experimentar con varias cualidades de espacios, cerramientos, transparencias, a través de diferentes materiales para conseguir una sutil diferenciación entre los espacios, pero manteniendo una coherencia con la geometría de la casa.
La estrategia de diseño fue definir un eje principal de navegación donde los usos comunes de la casa estuviesen ubicados, incluyendo el hall de entrada, salón de estar, comer y piscina. Tales espacios disponen doble altura, transparencia total, vistas privilegiadas y una relación directa con la naturaleza.
Los espacios privados se ubican fuera del eje principal, donde permite un aislamiento completo del resto de la casa y son caracterizadas por una atmósfera más caliente con elementos como entarimado de madera, techos de baja altura y puertas pivotantes obteniendo más privacidad.
La circulación, escalera y pasillos, son espacios transitivos de un espacio cerrado a un espacio abierto de la casa donde son tratados con lamas de madera y luz cenital.
El paisajismo, césped, hormigón y arena son dispuestos como un ‘field’ de elementos que responden al conjunto.